En el mundo acelerado de hoy, la tecnología está en constante evolución para satisfacer nuestras necesidades. Con la introducción de USB-C, hemos visto un cambio significativo en la forma en que nos conectamos y transferimos datos. USB-C, también conocido como USB Type-C, se está convirtiendo rápidamente en el estándar para conectar y cargar dispositivos, ofreciendo una gama de beneficios, que incluyen velocidades de transferencia de datos rápidas, alta entrega de energía y la capacidad de conectar dispositivos de una manera perfecta y sin esfuerzo. Su diseño simétrico y tamaño pequeño lo han convertido en uno de los favoritos entre los consumidores y fabricantes por igual. Sin embargo, una de las características más notables de USB-C a menudo se pasa por alto: su direccionalidad.
En este blog, exploraremos por qué la orientación de las conexiones USB-C es importante, cómo puede afectar sus dispositivos y cómo superar este desafío.
Una de las ventajas más significativas de USB-C es la capacidad de transferir datos y energía a velocidades ultrarrápidas. USB 3.2 Gen 2 es capaz de velocidades de transferencia de datos de hasta 10 Gbps, que es el doble de rápido que USB 3.2 Gen 1. Esto significa que puede transferir archivos grandes en cuestión de segundos.
Además de las velocidades de transferencia de datos, USB-C también tiene la capacidad de ofrecer una amplia gama de potencia, como 60W, 100W e incluso más. Esto significa que puede cargar su portátil, tableta o teléfono más rápido que nunca.
Conector simétrico: la orientación de conexión importa
A diferencia de los conectores USB Tipo A y Tipo B, que tienen una orientación superior e inferior distinta, USB-C es simétrico. Esto significa que se puede enchufar al revés o al lado derecho, sin ningún problema. Esta característica fue diseñada pensando en el consumidor, lo que permite una experiencia de usuario más fluida. Sin embargo, la orientación de la conexión puede tener implicaciones para los dispositivos que se conectan en caso de conectar dos cables entre sí (adaptador pasivo en el medio).
Con 24 pines, el conector USB-C se divide en dos líneas: A y B, con idéntica funcionalidad. Esto significa que el host y el dispositivo pueden comunicarse entre sí y «jugar» en los mismos pines. Pero no todos los tipos de señal requieren los 24 pines. Por ejemplo, 4K 60 utiliza dos de los cuatro carriles (4 pines), pero 8K utiliza los cuatro carriles. El host y el dispositivo deben saber de qué pines proviene la señal (carril de datos ‘0’ o carril de datos ‘1’) y cuáles son las capacidades de potencia.
En otras palabras: para que la conexión funcione correctamente, el host y el dispositivo deben poder «reproducir» en los mismos pines. Si el host o el dispositivo (por ejemplo, un ordenador portátil o un monitor) no pueden identificar qué «lado» estaba conectado, el enlace no se cerrará y la señal se perderá.
Dentro de los lados del host y del dispositivo, hay dos resistencias que ayudan a identificar la orientación de la conexión. Cuando se conecta un cable USB-C punto a punto, esta información técnica es transparente para el usuario.
Sin embargo, pueden surgir problemas al extender la conexión al conectar dos cables a través de un adaptador hembra pasivo. Existe una probabilidad del 50% de que la orientación de conexión en un lado del adaptador sea la orientación opuesta en el otro lado. Esto significa que el host recibirá las señales de los pines en la línea opuesta, lo que resultará en una pantalla negra o una señal perdida.